2.28.2012

Francino.

Apreciado señor Carles Francino,

Sigo su programa matinal “Hoy por hoy” desde hace unos años y vengo observando la insistente y meticulosa selección diaria de las peores noticias que le suministran agencias y corresponsales para saludar a los oyentes.

Cierto que lo tiempos nos deparan pocas alegrías, pero también es cierto que haberlas haylas y que, aunque solo fuere para no maltratar a diario las primeras horas del día de quien le sigue, usted debería, es mi punto de vista, intercalar alguna cosa buena entre tanto desastre.

Entiendo que su dedicación, Francino, supone una más que considerable responsabilidad hacia los más o menos tres millones de seguidores del programa. El contenido ha de ser veraz, fiable y contrastado pero las noticias que se escogen para acompañar las primeras horas de la mañana de sus fieles oyentes no deberían ser sistemáticamente las peores de las muchas que sus colaboradores le proponen.

El país no anda sobrado de sonrisas. Si además usted sirve a la hora del desayuno lo más duro, lo más escabroso y lo menos alentador nos está haciendo un flaco favor a todos. A cada uno de nosotros, al colectivo e incluso al talante general.

He observado, por ejemplo, que la forma de presentar determinadas noticias incide en su vertiente más negativa y elude, con un cuidado digno de mejor causa, cualquier punto de vista positivo.

Mi ámbito profesional no es muy distinto al suyo y sé que la cadena SER, la empresa que lo tiene contratado, necesita que la audiencia tienda a subir, para lo cual nada mejor que las malas noticias. Las buenas noticias, es cosa bien sabida, no interesan y el personal -oyente, espectador o lector- se cansa y acaba buscando la carnaza, el desastre, el triple crimen o el niño abusado. Somos así.

A pesar de ello, insisto, creo que usted debería ir variando el ordinario o al menos introducir en la fórmula matinal alguna noticia que nos lleve a esperar, a no decaer, a creer en el día que empieza y en nuestras posibilidades de salir adelante.

Lo otro, Francino, es una cabronada. Una mala jugada que usted repite a diario de forma impune y desde su sillón distante y privilegiado de tipo que capta cada día la atención de tres millones de ciudadanos.

Le pido una pulgarada de respeto. Una pincelada de afecto. Algo de complicidad e incluso momentos de cariño. De calor. Abandone, al menos en parte, el insistente goteo de desgracias propias y ajenas, nacionales o foráneas. Regálenos alguna sonrisa, denos más y mejores motivos para levantarnos con parcelas de esperanza añadida y revuelta en el café. Abandone su tendencia al luto integral e ilumine el listado de noticias, hombre.

No le estoy pidiendo que mienta. Le pido con el debido respeto que elija con un criterio más amplio, dando entrada a alguna que otra noticia esperanzadora. Las hay, usted lo sabe.

No nos deje sin resuello cada vez que anuncia una “última hora” –le felicito, por cierto, por este ingenioso procedimiento para recuperar la atención del cliente-.

Propicie el optimismo don Carlos. El país entero –y yo con él- se lo agradeceremos.


Pierre Roca

2.27.2012

Talent.

Els premis Oscar atorgats durant la nit de diumenge a dilluns posen de relleu el fenomen del talent.

La pel·lícula guanyadora, “The Artist”, és una de les de pressupost més baix de les que estaven nominades. Quinze milions d’euros finançats per productors francesos i pels germans Weinstein, uns clàssics de la producció i de la distribució internacional.

A l’origen de la pel·lícula hi ha el talent innegable del seu director, Michel Hazanavicius, que va tenir la idea de “The Artist” fa cinc anys i va haver de convèncer als productors perquè posessin els recursos necessaris per dur a terme un projecte tan atípic.

El mateix va passar amb la pel·lícula d’animació “Chico y Rita”, obra del Javier Mariscal i del Fernando Trueba i coproduïda per ells i per dos o tres socis internacionals. Sense la guspira inicial de la inspiració -un instant màgic propiciat pel talent- res no hagués passat ni hagués donat lloc a l’esforç de producció que va moure tanta gent durant tant de temps.

El talent és a l’origen de gairebé tot. Creacions artístiques però també negocis, que sorgeixen d’una idea que després es desenvolupa, es completa i es perfecciona a mida que creix.

Un dels indrets de Barcelona on el talent, un ens intangible, es fa més patent i gairebé físic és “Palo Alto”, el recinte industrial de Poblenou on a més del Javier Mariscal hi treballa un grup considerable de creadors, d’artistes i de professionals vinculats a la creativitat.

La visita al recinte impressiona per la respectuosa i discreta reconversió de l’espai, per la vegetació que el converteix en un oasi absolutament singular i original i per l’ambient professional que s’hi respira. Un centre on es crea en gairebé tots els sentits del terme, on la potencia creativa de dissenyadors, arquitectes, professionals de l’audiovisual, artistes purs, informàtics i d’altres esdevé matèria primera. Material a partir del qual els projectes creixen i esdevenen espais, mobles, rètols, conceptes de comunicació, pel·lícules o escultures. O llum o só o imatges que donaran a conèixer qualsevol producte o servei.

La densitat de creadors per metre quadrat del recinte propicia la percepció dels fenòmens que hi tenen lloc. Sensacions a flor de pell que no passen inadvertides quan es passeja pels vials de l’antiga fàbrica tèxtil, convertida des del 87 en fàbrica d’idees que esdevenen realitat.

“Palo Alto” és decididament un espai professional i per a professionals de tot el que es relaciona d’aprop o de lluny amb el talent, el que inclou, naturalment, els negocis basats en les tecnologies més radicals de la comunicació.

Un espai barceloní, una voluntat i un itinerari que cal tenir en compte i que es podrien reproduir sense inversions gegantines.

Prenguem-ne nota.


Pierre Roca

2.26.2012

Urdangarín.

El asunto Urdangarín desata pasiones, algunas filias e infinidad de fobias, muchas de ellas inesperadas o cuanto menos sorprendentes.

Personalmente me fascina la ligereza con la que el personal condena o absuelve, pasándose por el arco del triunfo el trámite de la justicia, ineludible en un estado de derecho.

Si el imputado –palabreja de difícil comprensión que contribuye al desconcierto popular- es alguien de relieve profesional, social o institucional o a quien se le supone una vida cómoda o aún lujosa, la opinión pública se le pone en contra desde el primer momento, atribuyéndole maniobras, actitudes o maquinaciones truculentas con el único fin de aumentar la supuesta fortuna de la que goza y de paso otros privilegios.

Si el supuesto culpable es un choricillo de tres al cuarto o un atracador o un asesino compulsivo el público es mucho más compasivo y tiende a relativizar los crímenes, por execrables que éstos hayan sido.

El diecisiete de mayo del dos mil once publiqué en este lugar un artículo titulado DSK acerca del incidente del que el político francés Dominique Strauss-Kahn, presidente en aquel momento del Fondo Monetario Internacional, había sido supuesto protagonista en un hotel neoyorquino. Puse en duda que ese personaje, un hombre de indiscutible nivel intelectual -y de mi edad- atacase, pene erecto en ristre, a la primera camarera con la que se topase. Daba además algunas razones, ponía de relieve sospechosas coincidencias y sugería que se atendiese al sentido común y a la lógica de las cosas.

El tiempo me dió la razón pero es evidente que no era mucho más que una tregua y que los medios provocan regularmente incendios con los que abastecer su necesidad de escándalos, de portadas espectaculares y de aumento de tiradas o de audiencias.

Los medios encienden la mecha, alimentan el fuego y lo estiran hasta lo imposible con el objeto de vivir del acontecimiento hasta que surja otra oportunidad.

En el caso del señor Urdangarín cada enviado especial, cada corresponsal y cada reportero destacado en Mallorca interpreta a su modo las palabras del primer hujier que se permite filtrar manifestaciones “sotto voce” o de cualquier pasante de tercera que se emborracha con su miserable instante de gloria.

Los unos aseguran que ya está en la cárcel cuando sigue declarando ante el juez instructor, los otros afirman que él y su esposa han comido en determinado restaurante cuando lo han hecho en el palacio de Marivent y otros le atribuyen nuevos delitos de los que dicen tener noticia “de fuentes seguras”.

Defender la neutralidad, la calma o el respeto de los plazos –casi siempre excesivos- de los procedimientos judiciales en estos casos que salen de la rutina, supone burlas, insultos y suspicacias por parte de la gran mayoría de ciudadanos que han condenado de antemano y sin más datos que los titulares de portada de cualquier periódico gratuito recogido en el metro.

Para desgracia de los imputados, culpables o no, y para nuestro bochorno como sociedad, si el personaje se ve finalmente exculpado y queda libre no consigue sacarse jamás de encima los infundios, mentiras y calumnias que se le han dedicado.

La verdadera indefensión, la peor de todas, empieza en ese momento preciso y es una lacra para toda la vida del desgraciado protagonista y para la de su entorno.


Pierre Roca

2.18.2012

Ferits.

Aquest país i els que l’habitem estem ferits. Malferits. Molt tocats.

Les ferides i els cops i les desfetes són part essencial del menú ordinari de la vida però en aquest cas la ferida és profunda i dolorosa. De les que costa curar.

El mal no és únicament la ruïna i veure com trontolla tot plegat. El que fa més mal és constatar que no som tan llestos ni tan guapos ni tan enginyosos. Ni tan honrats com ens pensàvem. Ni tan treballadors ni tan previsors.

El mal també ve de donar-nos compte que no ens han dirigit i administrat els millors. Ara ens n’adonem que la majoria de nosaltres som tirant a curtets però que la minoria selecta que ha manat durant tots aquests anys no és millor i que sovint és pitjor que la majoria.

Votant-los, escollint-los, ens hem equivocat. O ens hem deixat prendre el pel, que pel cas és el mateix. No és qüestió d’opcions. Uns i altres l’han pifiat generosament i alguns han cregut que els recursos que administraven havien passat a ser de la seva propietat.

Durant tots aquests anys no han tingut la capacitat d’arribar a acords per corregir la disbauxa organitzativa, el caos de les finances publiques i privades i la regulació de nombrosos nivells de l’Administració del país. Durant tot aquest temps no han pogut preveure que la despesa exagerada i sense control acabaria, com en qualsevol empresa o llar, així, com ara, havent de parar la ma per aconseguir diners als mercats internacionals a qualsevol preu.

Decididament no ens manen els millors.

Dirigeix el país una mal anomenada “classe política” abocada al ridícul permanent, a dir bretolades sense cap vergonya i cometre errors que no toleraríem a un alumne de segon d’ESO.

És sospitós per altra banda que la majoria de polítics i dirigents, amb alguna comptada excepció, treballi amb un elevat nivell d’exigència i de disponibilitat a canvi de salaris que contràriament al que pensa el personal són baixos per qualsevol alt càrrec d’una empresa privada.

Si fossin tan bons com ens pensem estarien treballant al sector privat guanyant més diners, però no hi són per raons evidents: no tenen el nivell professional necessari.

Amb tants anys no han aconseguit regular la presència de bicicletes al tràfec urbà o interurbà, no s’han entès –sempre per qüestions partidistes i de sectarisme- amb l’oposició o amb al govern per fer prosperar el país i han perpetrat desgavells de rècord Guinnes en qüestions tan bàsiques com el subministrament d’aigua, per posar exemples coneguts per tots.

Es posen medalles per fer circular pels carrers de la ciutat mitja dotzena de camions de la neteja elèctrics, per exemple, quan a Suïssa, un país situat a mil-i-pocs kilòmetres del nostre pel que fa a la distancia però a anys-llum per la forma de govern, fa mig segle –mig segle!- que molts serveis públics es presten amb vehicles elèctrics.

El que fa mal és donar-nos compte ara, en plena caiguda en picat, que ens hem equivocat i que hem confiat en qui no tocava.

El que fa sagnar la ferida és la impotència, la falta d’arguments i la pusil·lanimitat d’equips de govern anquilosats i amb un preocupant dèficit de bagatge intel·lectual.

El que em fot personalment és que s’ho han carregat tot i que jo em sento responsable per no haver-los parat els peus quan encara hi érem a temps.

A uns i altres.


Pierre Roca

2.12.2012

Pancho Ayguavives (2).


Le mois d’août 2010 j’ai écrit en ce même site un article sur l’architecte Pancho Ayguavives, décrivant le parcours intense de ce créateur barcelonais installé depuis belle lurette à l’Hexagone et depuis quelques années à Gaillac.

Depuis j’ai continué à suivre de près l’évolution de l’homme et celle du professionnel, quoique dans le cas d’Ayguavives les deux lignes montrent une cohérence peu commune et des objectifs semblants.

La soixantaine largement dépassée, ses intérêts, on s’en doute, n’en sont plus –ou alors pas seulement- à gagner des concours publiques et à bien remplir sa moleskine de nouvelles commandes. L’esprit jeune et issu en ligne directe de la Renaissance, Pancho –un des diminutifs espagnols de François- se passionne de plus en plus pour l’utilité des bâtiments qu’il construit ou refait, pour leur mariage avec le contexte urbain ou rural et pour que les choses, toutes les choses, harmonisent avec les nouveaux besoins d’une société aux changements accélérés.

À cet âge-là on s’attend à la complaisance, à la fatigue ou pis encore, à la passivité, mais ce n’est pas du tout le cas de notre personnage.

Voyez plutôt...

Il y a huit ans, à peine arrivé à Gaillac, l’architecte Ayguavives y fait la connaissance de Danièle Meyer, propriétaire entre d’autres d’une belle construction dans la rue Portal, à mi-chemin entre les places de la Libération et du Griffoul, dans le cœur historique de la ville. La bâtisse est voisine de l’église de Saint Pierre et de la tour Pierre de Brens et très proche de l’Abbaye Saint Michel. À cette époque Danièle Meyer rénovait cette propriété avec une sensibilité et un savoir faire rares qui ont retenu l’attention de l’architecte.

Quelques années plus tard, de nos jours, Pancho Ayguavives habite un duplex de cet immeuble, ayant tout loisir de regarder de ses fenêtres le patio végétalisé central qui se trouve deux-niveaux en dessous et qui constitue le centre d’un très bel appartement de trois-cents mètres carrés qui, comme le reste du bâtiment, a été rénové avec un goût extrême.

De son appartement l’architecte regarde, réfléchit et songe aux possibilités de l’endroit, reliant ses pensées aux besoins actuels de notre société. Cette ligne de réflexion aboutit finalement à une idée claire: la possibilité de convertir appartement et patio en un espace où pourraient loger trois, voire quatre personnes.

Au cours de plusieurs entretiens entre l’amitié et l’architecture, entendue comme une discipline tous azimuts, l’idée de donner une nouvelle vie à cet espace de privilège prend corps entre la propriétaire et l’architecte, aiguillant peu à peu le but vers une formule qui sans être innovatrice est sans doute chargée de futur: la conversion du vaste appartement en logement pour trois ou quatre personnes d’un certain âge –retraitées ou en actif- qui partageraient certains espaces et services communs, tout en gardant des zones privées d’usage exclusif.

Chaque locataire de ce “club” aura donc une suite privée mais pourra participer d’activités, si le cœur lui en dit, dans les zones communes aux dimensions généreuses: cuisine-salle à manger, salon, patio et d’autres. Le tout avec services de cuisine, nettoyage et lingerie assurés sept jours sur sept.

“ll s’agit simplement d’un projet découlant du sens commun et des idées nées des entretiens avec Danièle Meyer” m’assure l’architecte. Mais moi-même j’y décèle la volonté de deux mentalités avancées à leur temps qui s’efforcent pour que les intérêts économiques et les intérêts de la communauté dansent au son de la même musique. Une musique, en plus, qui est celle de l’avenir: l’Europe vieillit, l’espoir de vie s’allonge et il est temps de prévoir des solutions abordables qui ne dépendent pas exclusivement de la manne publique. Des alternatives pour un collectif croissant de gens qui, tout en n’étant plus à la fleur de l’âge, ne sont pas dépendants, se sentent en forme et avec une prévision de nombreuses années de vie. De bonne vie.

Ce n’est pas une révolution mais nous avons là un très bon exemple à suivre.

Je vous en tiendrai au parfum.


Pierre Roca

2.08.2012

Mascotas.

La gran mayoría de gente que conozco y que posee un animal de compañía suele tener con el bicho un trato vejatorio.

No le pegan ni lo maltratan ni lo someten a castigos extremos del modo que imaginamos, pero su relación con la llamada mascota se acerca sospechosamente, en la mayoría de los casos, a la que tendrían con un ser humano –imagine lo bien que le sentaría a usted que lo tratasen cómo a un perro- lo que debe sumir al animal en un mar de dudas y contradicciones.

Mis amigos y conocidos amantes de los animales tiran con fuerza de la correa cuando el perrito quiere oler una farola o un árbol con el fin de detectar el sexo, edad y condición del can que ha orinado allí previamente. El dueño tira de la correa y el pobre animal se esfuerza para acercarse al olor que atrae a los de su raza desde la noche de los tiempos. Sucede algo parecido cuando coinciden con otro perro y ambas bestias sacan a relucir su componente social y quieren saltar, jugar y hablar de sus cosas sin que los amos les fastidien el encuentro, o enfadarse por razones que sólo ellos conocen y dilucidar con cuatro gruñidos quien es el más fuerte.

Todos o casi todos los poseedores de mascotas que conozco capan a los machos y esterilizan a las hembras “por su bien”, sin que me conste que hayan mantenido previamente una charla con el animalito, requiriendo su punto de vista.

Por razones estéticas y en consecuencia más difíciles de entender se les recorta las orejas o se les cercena el rabo reduciéndolo a algo parecido a un muñón. “Así están más guapos” arguye el propietario, sin haber consultado previamente con el bicho sus preferencias estéticas.

Otras personas usan a su perro, gato, canario o cualquier otro animal cómo interlocutor para combatir la soledad. Le hablan cómo usted y yo hablamos con cualquier persona, le cuentan sus cuitas y le consultan el itinerario del paseo diario.

Casi todos se manifiestan con vehemencia a favor de los animales, participan en campañas contra el maltrato de tal o cual especie y se indignan contra el abandono de mascotas, sin por ello dejar de consumir pollo, bistés de ternera, costillas de cordero, conejo, merluza, mejillones o gambas, seres que por lo que intuyo pertenecen a otra escala social y pueden ser cazados, pescados y convertidos en alimento humano sin más preocupaciones.

Una de mis conocidas, poseedora de un mastín de porte altivo y aristocrático “pedigree”, ni se inmuta cuando mueren de hambre unos miles de niños en cualquier lugar del planeta pero se moviliza cuando ve la foto de un perro famélico. No es una mala persona pero algo en su forma de pensar la lleva a anteponer los animales, no todos, claro, a los seres humanos. Su mastín ha sido entrenado por un experto y hace mil monerías, obedece y sobre todo calla. Es un perro sometido a base de piensos enriquecidos, trocitos de solomillo y una sesión de lavado y peluquería por semana.

Un pobre animal.


Pierre Roca