3.15.2011

Palo Alto (1)


Fundé Palo Alto en 1987 con la idea de alojar allí “Roca & Associats”, a la sazón mi empresa de infraestructuras para espectáculos, y de compartir el espacio con gente afín –profesionales de la creación- que necesitara de espacios grandes para su actividad y que se entusiasmara con el proyecto.

Tres años después traspasé locales y marca a Javier Mariscal, que en aquel entonces era mi inquilino más destacado y que preside hoy la “Fundació Palo Alto”, gestora de la hectárea larga de espacios abiertos, de naves y de plantas industriales del conjunto fabril que unas décadas antes había alojado distintas actividades del sector textil.

Ahora mismo, a veinticuatro años vista, Palo Alto sigue gozando de excelente salud y sigue alimentando el entusiasmo personal y colectivo de los distintos profesionales y empresas que desarrollan su actividad creativa en el recinto. Si les pica la curiosidad pueden echarle una ojeada a la página web “Palo Alto-Barcelona”.

La atinada gestión del actual equipo, encabezado por el diseñador citado más arriba, ha cuidado el recinto respetando sus rasgos originales, su idiosincrasia y su aire de fábrica de principios del siglo veinte. Además de los espacios profesionales de distintas superficies hay zonas ajardinadas, amplios aparcamientos, un huerto, una cantina y una nave dedicada a eventos puntuales.

En el inicio concurrieron distintas circunstancias propicias. El entusiasmo ya relatado del grupo de profesionales a los que me dirigí, el respaldo municipal encabezado por Pascual Maragall, entonces alcalde de la ciudad, y una adecuada gestión de la comunicación que incluyó infinidad de medios de los cinco continentes.

La iniciativa se convirtió de ese modo en realidad y en exponente tangible de una modernidad que combinaba la actividad empresarial de los inquilinos con la sinergia, interna y externa, de la que es buen ejemplo la dinamización de la zona adyacente primero y del barrio entero más tarde, felizmente contaminado por los nuevos modos y las nuevas formas de hacer negocios que allí se evidenciaron y se siguen desarrollando.

El respaldo institucional, municipal en este caso, se substanció con alguna que otra facilidad y con la mirada benevolente de las autoridades, que a cambio usaban el recinto cómo exponente de lo que se cocía en la Barcelona preolímpica de aquellos años. El alcalde Maragall o alguno de sus representantes visitaban con frecuencia Palo Alto con autoridades de los países con los que se entraba en contacto en la fase preparatoria de los JJ.OO del 92.

Los periódicos relataban el prodigio, las televisiones de medio mundo grababan reportajes y documentales y así, con el trabajo diario de los profesionales instalados en el recinto y las constantes reseñas y menciones informativas, se iba consolidando el proyecto y lo que yo mismo llamo “el espíritu de Palo Alto”, que no es más que la sabia dosificación de la amistad y del respeto profesional, de la originalidad de cada uno y el sentimiento de pertenecer a un colectivo con el que se comparten coincidencias, privilegios y un elevado nivel de exigencia.

Saco todo esto a colación en los complicados momentos por los que pasa la economía del país y a la vista de la incapacidad de impulsar proyectos sin invertir en ellos millones de euros que casi nunca revertirán en la sociedad. Parálisis de los responsables, pereza mental y por supuesto una acusada falta de praxis a la hora de conciliar de forma racional los intereses públicos con los de carácter particular, deslindando la iniciativa privada del soporte institucional y rehuyendo el intervencionismo.

En la siguiente entrega me extenderé acerca de todo ello y de las posibilidades actuales de implementar otros centros similares sin recurrir al erario público.


Pierre Roca

1 comentari:

Eva Mintenig ha dit...

Quanta raó tens! Tan sols discrepo en una cosa: en dir que ara no hi ha projectes com aquest. Estic segura que la gent més jove que nosaltres està fent coses molt interessants, el que passa és que potser no són tan visibles, que no es concreten en un espai físic concret. Es mouen més utilitzant les noves tecnologies, amb les quals no necessiten concentrar-se en un lloc concret, perquè el "lloc" és més virtual. No sé, crec que deu ser així :)