11.22.2011

Ahora.

Veinticuatro horas después del escrutinio que ha declarado vencedor de las elecciones de domingo día veinte al Partido Popular liderado por el señor Mariano Rajoy.

Veinticuatro horas durante las cuales he leído y escuchado lamentos, soliloquios, pataletas y manifestaciones de tristeza, temor e incertidumbre e incluso algunas, las de peor tono, de desafío y bravuconada.

Veinticuatro horas a lo largo de las cuales he ido articulando mi propia opinión acerca de lo acontecido, que en el fondo y en la forma no es más que un episodio consecuente con el marco democrático en el que vivimos. En el que vivimos afortunadamente.

El partido perdedor no lo tuvo fácil, debatiéndose con mejor o peor suerte en un entorno económico francamente adverso. Las decisiones que se tomaron no fueron siempre las más acertadas y el país se despertó un buen día a bofetadas, saliendo a trompicones del dulce sueño de la opulencia para darse de bruces con la jodida realidad. Con un panorama así cualquier grupito de amigos hubiese parecido más creíble que el gobierno del señor Zapatero.

Sumen a eso la distancia entre las poltronas gubernamentales y la realidad, una distancia que amortigua el afilado dolor de la crisis de los ciudadanos de a pie y transmite a quien ocupa el mullido sillón unas percepciones romas, distorsionadas y deformadas por el factor tiempo, dando lugar a respuestas que a su vez cambian de forma e incluso de fondo en su viaje de retorno del poder al pueblo.

En este espeso contexto el Partido Popular se mantiene al acecho y saca tajada de cada punto negativo del Ibex, de cada unidad de la famosa prima de riesgo, de cada parado, de cada desgracia, de cada indignado.

¿Y el pueblo? El pueblo, una buena parte del pueblo sabe poco de siglas pero se deja seducir por los anuncios de la inmediata recuperación del bienestar perdido, de empleo, de créditos, hipotecas y otras gabelas que la derechona domina. Esa parte de pueblo olvida el partido al que votó y que ahora, según lo vé y lo entiende, le engaña, le recorta, le amenaza y erosiona día a día los puestos de trabajo y los salarios y las prestaciones y la sacrosanta jubilación.

Ha ganado el PP y ahora empiezan a ver de cerca el morlaco que les viene de frente. Don Mariano afirma que plantará cara y no se dejará mandar por Europa pero esta mañana el bicho, en un primer derrote, le ha arañado un porcentaje apreciable de valor bursátil. Un aviso. Chulerías las justas.

En cuanto a nosotros, a trabajar. A trabajar e inventar y salvar obstáculos y a no esperar de los que mandan nada que se parezca a la lotería. Nos salvaremos nosotros en un ejercicio de la responsabilidad individual al que este país está acostumbrado y saca a relucir cuando las circunstancias lo imponen.

Nos salvaremos saltando de piedra en piedra, improvisando y ajustándonos el cinturón según nos lo pidan el cuerpo y el bolsillo. Pasando de ensimismados a activos, aparcando los lamentos para las tertulias y olisqueando la oportunidad de ganar un euro.

No nos queda otra. El gobierno recién elegido durará los cuatro años de rigor o quizá menos si el poder de seducción del presidente Rajoy no hace mella en la sensibilidad teutona. O quizá más si finalizado el ciclo no hay alternativa con pies y cabeza.

Nosotros a lo nuestro. A trabajar y a quejarnos durante la pausa del bocadillo y a reducir gastos y a verlas pasar.

Nosotros, todos nosotros, a no perder punto.


Pierre Roca

11.15.2011

Vot.

Fa un grapat d’anys vaig naufragar entre Sant Carles de la Ràpita i Les Cases d’Alcanar.

Navegava a bord d’una “Taylor” –una marca americana que fabricava precioses llanxes amb motor intraborda i volant- amb uns coneguts, es va produir una explosió, la llanxa es va encendre i ens vam tirar tots a l’aigua. Fins aquí tot ben normal, excepte que només hi havia dos salvavides pels cinc tripulants i que jo no sé nedar.

Vam passar una llarguíssima hora i mitja de nit i a uns cents de metres de la costa fins que uns pescadors ens van rescatar.

Durant els dies posteriors tothom em preguntava invariablement perquè navegava sense saber nedar –justament per això, perquè si saps nedar ja no cal anar en barca- i si em tornaria a embarcar després de l’ensurt.

Hi vaig tornar, naturalment. Vaig seguir acceptant invitacions d’amics mariners i disfrutant del mar. Em deia i em segueixo dient que el naufragi és l’excepció i no és motiu suficient per deixar d’anar en vaixell.

Per altra banda m’he casat dos cops i he compartit espais de temps significatius amb unes quantes senyores. Ara visc sol i els coneguts fan la pregunta corresponent: “No penses tornar-hi, oi?” referint-se a la possibilitat de conviure de nou amb una dona. Els contesto que no tinc res contra el sexe femení, més aviat el contrari, i que si es planteja l’oportunitat no ho dubtaré.

Com amb el naufragi em dic que un, dos o més errors no són suficients per qüestionar quelcom de tant rellevant com la possible convivència amb una dona que m’agrada i que em mira amb bons ulls.

Explicant-vos les dues històries que heu llegit i traslladant-me al present escolto sorprès les raons per les que molts votants del partit socialista anuncien ara que votaran a la dreta espanyola.

Com que els socialistes no ho han fet bé, diuen, ara voto els altres.

El primer que queda clar és que qui actua així no “sent els colors”, fent servir una expressió esportiva, i que votaria al primer que li pagués l’esmorzar, com va passar fa anys a França, quan per despit molts votants del PCF –el partit comunista- van votar a l’ultradretà Le Pen.

Per altra banda qui canvia de forma tan radical el sentit del seu vot és, o creu ser, un ésser al marge dels errors i de les equivocacions, el que em fa dubtar seriosament del seu criteri.

L’error és part inherent de la nostra condició humana. Quan l’error, a més, es deu en bona part a una situació global de crisi i de desorientació generalitzada hem de ser més comprensius i indulgents que mai amb qui té la feina de fer funcionar el país, sense per això deixar de ser crítics i exigents quan toca.

Al Partit Popular se li nota massa l’afany de poder i a sobre no explica ni desvetlla el conjunt de fórmules màgiques i de trucs que canviaran la cara del país com de la nit al dia, que donaran feina a cinc milions de persones aturades i que ens trauran de sobre el neguit d’un dia per l’altre.

Qui vota ara al PP per despit o per “castigar” als confosos socialistes s’equivoca.

Si jo mateix votés, que no voto, votaria de nou l’opció socialista per coherència i pensant que tenim coses en comú. S’equivoquen com jo mateix i com jo mateix fan el possible per no tornar a ensopegar.

Igual que jo, encara que no sempre ho aconseguim.


Pierre Roca

11.11.2011

Miedos.

Entre el trabajo de zapa de los políticos de cualquier tendencia, el de los medios de comunicación y el run run de la calle, que se alimenta de lo anterior, el país anda revuelto y sobre todo atemorizado. Acojonado.

Los medios ponen especial interés en subrayar lo negativo –es lo que asegura audiencias y garantiza tiradas- y los políticos, enzarzados cómo siempre en disputas pueriles, se guardan muy mucho de dibujar paisajes más amables.

El llamado “pueblo llano” se desazona, se asusta y se pregunta qué pasará mañana o en dos semanas o dentro de año y medio. Nadie sabe decirle nada que suene a serio y plausible y los que se manifiestan en las tertulias, las páginas de opinión y los parlamentos se limitan al parte de bajas y a glosar lo más áspero de la situación.

La crisis es dura, es incuestionable, pero si hacemos funcionar la memoria descubrimos que este país sufrió, entre 1936 y 1939, una guerra civil que lo asoló, que dejó casi un millón de muertos y el país hecho unos zorros, en un estado lamentable y en un sobrecogedor entorno de miseria y desánimo. No se me ocurre peor crisis.

Sin solución de continuidad medio mundo se enzarzó en una guerra sin parangón, entre 1939 y 1945, lo cual no supuso precisamente el mejor escenario para nuestra depauperada España. La guerra mundial costó millones de muertos y dejó las llamadas potencias en un estado penoso y con deudas espeluznantes. Otra crisis bastante peor que la actual.

Cómo ustedes ya saben las diferentes naciones implicadas en los desaguisados que he mencionado superaron el escollo a base de esfuerzo, de sacrificio y de afán de supervivencia, un instinto, el de la supervivencia, que mantiene la humanidad en pie desde la noche de los tiempos.

La actual crisis es severa y causa espanto pero no le llega al tobillo a la guerra. A cualquier guerra. Las crisis asustan, atenazan, arruinan, complican e inquietan pero no matan. No hay bombardeos ni tiros ni familias destrozadas. No generan rencores eternos ni odios imborrables. Se pierde poder adquisitivo. No la vida.

Pensar en esto me tranquiliza y me lleva a entender que algo hemos aprendido. Que alguna cosa hemos superado y que ahora, aunque el paro nos azote y nos inquiete, la solución está en buena parte en el esfuerzo de cada uno. En lo que cada uno de nosotros arbitre con mayor o peor fortuna para salir del atolladero.

La crisis duele pero no mata. Ya sé que es un consuelo cogido por los pelos pero esto, reconozcámoslo, se aguanta. Un bombardeo no.


Pierre Roca

11.03.2011

Crítica.

Criticar, vituperar, contradir i burlar-se de tot de forma sistemàtica és finalment el més senzill.

Sobre tot quan no es posen alternatives sobre la taula, quan la crítica no és gaire més que un joc frívol i quan el crític es limita a construir frases més o menys brillants i a defugir el diàleg sobre bases reals i tangibles.

El que estic dient val també –i sobre tot- per mi mateix, que des d’aquest blog he practicat sovint el sarcasme, la ironia i la crítica des d’un plantejament voluntàriament apartat del foc real, des del racó més confortable d’aquest estudi i més atent a l’estètica del llenguatge escrit que a la realitat pura i dura.

He dedicat el mes d’absència a reflexionar sobre tot plegat i crec ara mateix que cada esforç, cada pensament i cada gest ha de tenir per objectiu l’aportació de solucions, de possibles sortides del túnel, de formes d’avançar.

Manifestant-ho em proposo deixar els jocs de paraules per les sobretaules d’hivern i les divagacions per les vetllades entre amics, al voltant d’un alcohol de qualitat.

Com en tants altres aspectes de l’existència humana les solucions són sovint la suma d’actituds mínimes, de gests gairebé inapreciables, d’idees aparentment irrellevants.

En el complicat marc econòmic en el que ens movem les grans maniobres i les decisions trascendents són còpia calcada dels impulsos més primaris i elementals.

Poso per exemple el cas grec. L’amic grec s’enfonsa i demana ajuda als seus amics europeus. Els amics europeus hi estan d’acord però li demanen algunes garanties i canvis en la seva forma de gestionar la casa. L’amic grec, tan necessitat de diners a curt termini, diu ara que no ho sap, que ho ha de preguntar, que ja veurem. Els amics europeus li diuen que s’ajorna el préstec i que ja en parlarem.

Tot plegat es pot traslladar a un grup d’amics de carrer o de bar. A qualsevol colla o família. Els gests atàvics, els de tota la vida, només que a una altra escala.

Un altre exemple. Un amic ha tingut la idea de muntar un negoci d’hostalatge –un restaurant- partint d’idees noves, de la seva experiència i del sentit comú. Ha aconseguit que d’altres amics aportin diners –ara són socis- i ha obert l’establiment amb un èxit incontestable, desafiant els consells porucs de la majoria. D’una majoria que en cap moment ha proposat cap altra alternativa que la por i el bloqueig mental. Un cop més el triomf de la voluntat, del treball i de l’adaptació a la realitat. Com quan de petit i malgrat els consells carregats de bones intencions –i de por, sempre la por- agafes un bon dia la bici de dues rodes i aprofitant que ets sol proves de pujar-hi i comproves sorprès que t’hi aguantes.

A partir d’ara parlaré d’idees possibles, d’oportunitats, de canvis en clau positiva.

La crítica sistemàtica serveix de ben poc. I l’escepticisme i el somrís burleta de qui se les sap totes. I la por. I l’acolloniment. I l’immobilitat.

A partir d’ara construirem.


Pierre Roca